"A través de estas lineas, queremos darles las gracias y darles la bienvenida a este pequeño espacio creado especialmente para intercambiar experiencias, darnos ánimo, expresarnos y hacer sentir nuestra voz, muy pocas veces oida pero siempre dispuesta a hacerse sentir…"

...Dulce Sonrisa...

Sonríe, Pinki

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27 de febrero de 2009.- Según dicen, la ceremonia de los Oscar fue soporífera. Tanto, que una niña india de ocho años se durmió profundamente en su butaca del Teatro Kodak, hasta que los aplausos le despertaron: su historia había ganado un Oscar.


Pinki creció en un pueblo cercano a Benarés. Su problema, como el de otros cuatro millones de personas, era el llamado 'labio leporino', la más frecuente de las malformaciones congénitas, que deforma el rostro de quien la sufre y le dificulta acciones como hablar, masticar o sonreír. (Esta hendidura en el labio superior es la más frecuente de las malformaciones congénitas, y aparte del estético, presenta inconvenientes al hablar, masticar o sonreír). La solución es casi siempre rápida, fácil y sencilla; basta una breve intervención quirúrgica seguida de unos días de recuperación y entrenamiento para que el paciente se acostumbre a comer, soplar y sonreír con su nueva cara.

La documentalista estadounidense Megan Mylan conoció la historia de Pinki y pensó que merecía la pena contarla. En su pueblo, donde Pinki era considerada un bicho raro, su madre llegó a pensar que "estaría mejor muerta". Sin embargo, el sufrimiento y la discriminación a que se veía sometida terminaron cuando se enteró de que en un hospital cercano una O.N.G. ofrecía de manera gratuita la operación que necesitaba.

El corto de 39 minutos 'Smile Pinki' (Sonríe, Pinki), cuenta la historia de una sonrisa que sólo necesitaba un poco de ayuda para existir. Su sencillez y la importancia de dar a conocer una enfermedad cuya peor secuela es la vergüenza conmovieron al jurado y el trabajo de Mylan se alzó con la estatuilla del mejor corto documental. Lejos de la histeria desatada en torno a la gran triunfadora de la noche, 'Slumdog Millionaire', la 'otra' gran historia india de los Oscar pasó casi inadvertida para la prensa internacional. Un oficial del ejército prestó su televisión a los familiares de Pinki para que pudieran seguir en directo la ceremonia desde su casa. Tras conocer la buena noticia, la madre de Pinki preparó una fiesta de bienvenida para su hija en Benarés.

Satish Kalra, que dirige la organización que lucha contra esta enfermedad en Asia y se ocupó del caso de Pinki, piensa que el Oscar conseguido por la sonrisa de Pinki es el más importante de todos, porque si consigue que tan sólo un uno por ciento de los afectados por el labio leporino corrijan su problema, 40.000 vidas habrán cambiado para mejor. Desde Mongolia hasta Haití, miles de niños han conseguido sentirse normales gracias al trabajo de la O.N.G. 'Smile Train', el Tren de la Sonrisa.

El actor Joaquin Phoenix, José María Aznar o Tutankamon nacieron con esta deformidad que puede durar toda la vida o solucionarse en 45 minutos.

El pasado domingo, Pinki estuvo encantada de devolver la sonrisa a los cámaras y fotógrafos que sólo querían saber si era parte del casting de 'Slumdog Millionaire'. Cuando algunos periodistas descubrían que no lo era y dejaban de prestarle atención, se estaban perdiendo la sonrisa más bonita de la noche.

Tomado del Mundo.es